"Nada importa tanto como tener pueblo"

 "Nada importa tanto como tener pueblo"

  Por grupo Sanmajão



En el libro “Pensamiento sobre integración y latinoamericanismo”, el autor Alejandro Casas, propone abordar las diversas y complejas dimensiones de la integración latinoamericana y el latino-americanismo. Sus fracturas, su surgimiento y resurgimiento. Enlazados por cuestiones de orden social, cultural, ideológico, político y económico.

El autor indica que, en el desenvolvimiento del pensamiento integracionista, se pueden identificar dos etapas. La primera que trata sobre las revoluciones y pensamientos de muchos líderes de la época, que confrontaban los imperios español y portugués registrados hasta la mitad del siglo XIX. La segunda etapa, apoyada en conquistas como la guerra de la independencia de Cuba y Puerto Rico, la revolución mexicana encaminada hacia el crecimiento de pensamiento socialista y Marxista, entre otras que rechazaban las intervenciones militares bajo una fuerte influencia de los Estados Unidos.

Desde la lucha napoleónica, y el destrone del rey de España en 1808, comienza una cuenta de tiempo por la independencia de muchos pueblos conquistados... Una necesidad afín que comenzó a adquirir fuerza en los estados de América Latina. Necesidad en la que la unión hizo la fuerza en esta batalla que buscaba la liberación. Algo que no era tan nuevo en aquel entonces, dado a algunos antecedentes como la rebelión de los Comuneros en 1781 y el levantamiento de Túpac Amaru en 1789, además de la insurrección de esclavos y la expulsión de los jesuitas en aquél 1767.

La fiebre independentista comenzaba a subir paulatinamente. Un proceso de cambios y transformaciones políticas y sociales se comenzaba a gestar durante tres siglos, consecuencia de las imponentes y macabras órdenes de la corona española. Ahora, junto a emancipadores como Eugenio de Santa Cruz y Espejo (Ecuador), Francisco José de Caldas (Nueva Granada/Colombia), Félix Varela y José de la Cruz y Caballero (Cuba) conducirán a la ferviente ideología que transformaría la realidad política a comienzos del siglo XIX.

El movimiento de "La Ilustración", que comenzaría en el siglo XVIII, tarde que temprano llegaría a América, de la mano de divulgadores españoles; un ejemplo clave es Gaspar Melchor de Jovellanos, expresando las problemáticas más orientadas a la economía, la educación y el orden social de la época. El papel de los Jesuitas en este proceso también fue importante, expresando, no el “arrastre" de las tradiciones medievales, sino la transformación de la expresión católica, estableciendo contactos con las colonias y despertando ese sentimiento de emancipación en dichas regiones.

Ejemplos pioneros por mencionar como la Independencia de Haití (1791 - 1804) y la abolición de la esclavitud, son las primeras victorias de aquella nueva realidad que se comenzaba a consolidad con el pasar de las décadas, aunque ello implicara unir fuerzas por el todo, arriesgandose a la nada, por la insistente posesión de España, luego de liberarse del yugo napoleónico e intentar reconquistar sus ex-colonias.

A diferencia de otros países de Latinoamérica, Brasil tuvo un proceso independista “diferente”, sin caer en revoluciones, dándose forma transitoria y burocrática, conservando su unidad, luego de que el Heredero del Príncipe, convertido en Emperador, lo declarase así en 1822, aunque, manteniendo su orden monárquico. 

Otro de los grandes sucesos de la época independentista fue la unificación de América, propuesta y liderada por “El Libertador”, Simón Bolívar, quien en su concepción “magno-colombista”, junto con otros colegas, consolidaron uno de los grandes movimientos de la historia de América Latina, y que por consiguiente, ha sido el referente de Bolivarianos de la contemporaneidad como Francisco Bilbao, Che Guevara, entre otros.



Pretendía la unificación de América, no como un estado-nación continental, más bien, como una confederación de estados existentes, agrupándolos entre sí. Uno de los hitos más importantes ocurre en la carta que Bolivar envió a Pueyrredón, de donde tomamos el nombre de nuestra reseña, promueve e insiste en la consolidación del pacto americano, también concebimos la influencia que tuvo Bolívar durante su exilio en Haití, primera república en independizarse. En sus gestiones, se implementaron la abolición de la esclavitud y el régimen salarial.

También destacamos las divisiones de los estados-naciones en la primera parte del siglo XIX, por mencionar, México, Centroamérica, Nueva Granada y Río de la Plata, aún así, se ha trabajado e insistido por una América Unida, en pro de su identidad y en contra de los ataques de afuera.

Otro dato histórico relevante, fue el compromiso que Bolívar adquirió frente a las pretensiones de expansión del emperador Pedro I de Brasil. Su solidaridad se extendió en las demás naciones como Argentina, Cuba y Puerto Rico.

Discretamente, el autor resalta la significativa participación femenina en la creación intelectual de la época que luchaba contra el patriarcado, por el derecho al voto y por una sociedad más equitativa.

Hasta los años 80, muchos procesos de independencia de países de américa Latina ya se estaban concretizando concomitantemente de la efectividad del imperialismo de los Estados Unidos.

El autor, describe dos líneas de pensamiento de esta fase. Siendo la primera caracterizada como “dominante” debido al “diseño de la patria a la medida de los criollos” que tuvo la participación de grandes escritores y pensadores argentinos, chilenos y cubanos. Y la segunda como minoritaria descrita de tal forma desafiante a la historia “O inventamos o erramos”.

José Martí, un pensador de corte antiimperialista, latinoamericanista y democrático-popular, expresó en su obra Nuestra América (1891) algunas ideas que conviene retomar:

La necesidad de superar un ‘extranjerismo’ (europeizante o ‘yanquizante’) que era funcional a las élites

  1.    Rechazar y criticar el dilema sarmientino “civilización o barbarie”.
  2.   Generar y difundir el conocimiento sobre las raíces de Nuestra América.
  3.   Desarrollar modelos políticos y democráticos que no excluyan legítimamente a los oprimidos        (negros, indios y campesinos).
  4.   La unión de los pueblos de Nuestra América contra EEUU. El autor lo denomina en su obra         “gigante de la siete leguas
  5.   Las críticas e indiferencia hacia Nuestra América por parte de América del Norte.

Podríamos afirmar que Martí criticó fuertemente el expansionismo e imperialismo estadounidense y afirma la necesidad de superar una “mentalidad aldeana”. Esta última deja a la luz un pensamiento nacionalista y dista mucho de buscar la integración de los pueblos de Nuestra América, ya que desconoce la diversidad interna de cada uno.

El autor explica que es necesario superar la falsa dicotomía de civilización/barbarie, ya que encubre una relación de dominación, en la que se toma como válido al “hombre culto” que tiene en su cultura influencias externas (norteamericana y europea). Luego, reafirma la urgencia de entender y cambiar la relación de opresores y oprimidos en busca de una verdadera unión en la que nadie prevalezca sobre el otro, y predomine la hermandad de los pueblos, cuestión que se ha visto reflejada en las luchas populares.

Alejandro Casas, sin duda realizó una investigación exhaustiva para la realización de este texto, que no solo narra la realidad de una américa dividida, herida y fracturada, consecuencias de las invasiones europeas, inglesas y del expansionismo yanki en américa latina. También, una américa que intenta reconstruirse y unificarse, adoptado así su historia y las nuevas intervenciones culturales, sociales, políticas y económicas que vienen adheridas al continente.


"Nada importa tanto quanto ter um povo"

 Por grupo Sanmajão


No livro "Pensamento da integração e o latino-americanismo", o autor Alejandro Casas se propõe a abordar as diversas e complexas dimensões da integração latino-americana e do latinoamericanismo. Seu aparecimento, suas rupturas e ressurgimento embasado por temas sociais, culturais, ideológicas, políticas e econômicas.

O autor indica que, no desenvolvimento do pensamento integracionista, duas etapas podem ser identificadas. A primeira que trata dos revolucionários e do pensamento de muitos dirigentes da época, que enfrentaram os impérios espanhol e português registrados até o século XIX. A segunda etapa, sustentada por conquistas como a guerra da independência de Cuba e Porto Rico, a revolução mexicana em curso ao crescimento do pensamento socialista e marxista, entre outros, que resistiu a intervenções militares sob forte influência dos Estados Unidos.

Desde a luta napoleônica e o destronamento do Rei da Espanha em 1808, começa a contagem do tempo para a independência de muitos povos conquistados ... Uma necessidade relacionada que começou a ganhar força nos estados da América Latina. Necessidade em que o sindicato se fortaleceu nessa batalha que buscava a libertação. Algo, que não era tão novo naquela época, dados alguns antecedentes como a rebelião dos Comuneros em 1781 e o levante de Túpac Amaru em 1789, além da insurreição dos escravos e a expulsão dos jesuítas naquele 1767.

A febre da independência começou a aumentar gradualmente. Um processo de mudanças e transformações políticas e sociais começou a tomar forma durante três séculos, consequência das ordens imponentes e macabras da coroa espanhola. Agora, junto com emancipadores como Eugenio de Santa Cruz e Espejo (Equador), Francisco José de Caldas (Nueva Granada / Colômbia), Félix Varela e José de la Cruz e Caballero (Cuba), eles conduzirão à ideologia fervorosa que transformaria realidade política até o início do século XIX.

O movimento do "Iluminismo", que começaria no século XVIII, mais cedo ou mais tarde chegaria à América, pelas mãos de divulgadores espanhóis; um exemplo chave é Gaspar Melchor de Jovellanos, exprimindo os problemas mais orientados para a economia, educação e ordem social da época. O papel dos jesuítas nesse processo também foi importante, expressando, não o "arrasto" das tradições medievais, mas a transformação da expressão católica, estabelecendo contatos com as colônias e despertando aquele sentimento de emancipação naquelas regiões.

Exemplos pioneiros como a Independência do Haiti (1791-1804) e a abolição da escravidão, são as primeiras vitórias dessa nova realidade que começou a se consolidar com o passar das décadas, embora isso implicasse unir forças para o todo, com o risco de nada, pela insistente posse da Espanha, depois de se libertar do jugo napoleônico e tentar reconquistar suas ex-colônias.

Ao contrário de outros países latino-americanos, o Brasil teve um processo de independência "diferente", sem cair em revoluções, assumindo uma forma transitória e burocrática, preservando sua unidade, depois que o Herdeiro do Príncipe, convertido em Imperador, assim o declarou em 1822, embora, mantendo sua ordem monárquica.

Outro grande acontecimento da Era da Independência foi a unificação da América, proposta e liderada por "El Libertador", Simón Bolívar, que em sua concepção "magno-colombiana", junto com outros colegas, consolidou um dos grandes movimentos da história da América Latina e, consequentemente, tem sido a referência de bolivarianos contemporâneos como Francisco Bilbao, Che Guevara, entre outros.

Ele pretendia a unificação da América, não como um estado-nação continental, mas sim como uma confederação de estados existentes, agrupando-os. Um dos marcos mais importantes ocorre na carta de Pueyrredón, que promove e insiste na consolidação do pacto americano, também percebemos a influência que Bolívar teve durante seu exílio no Haiti, a primeira república para se tornar independente. Em seus esforços, a abolição da escravidão e o sistema salarial foram implementados.

Destacamos também as divisões dos Estados-nação na primeira parte do século XIX, para citar México, América Central, Nova Granada e Río de la Plata, ainda assim, trabalharam e insistiram por uma América Unida, a favor da sua identidade e contra ataques externos.

Outro dado histórico relevante foi o compromisso que Bolívar adquiriu diante das pretensões de expansão do imperador Dom Pedro I do Brasil. Sua solidariedade se espalhou para outras nações como Argentina, Cuba e Porto Rico.

Discretamente o autor aponta participação feminina significativa na criação intelectual da época que lutou contra ou patriarcado, pelo voto direto e por uma sociedade mais igualitária.

Até a década de 1980, muitos processos de independência nos países latino-americanos já se materializavam concomitantemente com a eficácia do imperialismo norte-americano.

O autor descreve duas linhas de pensamento nesta fase. Sendo o primeiro caracterizado como "dominante" devido ao "desenho do país à medida dos crioulos" que teve a participação de grandes escritores e pensadores argentinos, chilenos e cubanos. E o segundo como minoria descrito de forma tão desafiadora à história "Ou inventamos ou erramos".

José Martí, pensador anti-imperialista, latino-americanista e popular-democrático, expressou em sua obra Nuestra América (1891) algumas ideias que deveriam ser retomadas:

  1. A necessidade de superar um "estrangeirismo" (europeização ou "arrancamento") que fosse funcional para as elites.
  2.  Rejeitar e criticar o dilema Sarmientino "civilização ou barbárie".
  3.  Gerar e disseminar conhecimento sobre as raízes de Nossa América.
  4. Desenvolver modelos políticos e democráticos que não excluam legitimamente os oprimidos (negros, índios e camponeses).
  5.  A união dos povos da Nossa América contra os Estados Unidos. O autor chama em sua obra de "gigante das sete ligas"
  6. Críticas e indiferença em relação à Nossa América pela América do Norte.

Podemos afirmar que Martí critica fortemente o expansionismo e o imperialismo estadunidense e afirma a necessidade de superar uma “mentalidade de aldeia” e revela um pensamento nacionalista que está longe de buscar a integração dos povos de Nossa América, pois esquece a diversidade interna de cada um.

O autor explica que é preciso superar a falsa dicotomia civilização / barbárie, pois ela esconde uma relação de dominação, na qual o "homem culto" que exerce influências externas em sua cultura (norte-americana e europeia) é considerado válido. Em seguida, reafirma a urgência de compreender e mudar a relação de opressores e oprimidos em busca de uma verdadeira união em que ninguém prevaleça e predomine a irmandade dos povos, questão que tem se refletido nas lutas populares.

Alejandro Casas, sem dúvida, fez uma exaustiva investigação para a realização desse texto, que não apenas narra a realidade de uma América dividida, ferida e fragmentada, consequências das invasões europeias e inglesas e do expansionismo ianque na América Latina. Além disso, uma América que tenta se reconstruir e unificar, adotando assim sua história e as novas intervenções culturais, sociais, políticas e econômicas que estão atreladas ao continente.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mafalda y el palito de "abollar" ideologías

Ranking Top SANMAJÃO - "Sangue Latino"

Lo invisible detrás de “La Ciudad y Los Perros”